¿Qué harías si tu hijo es víctima de consejo escolar?



En la gran mayoría de los casos, los niños que sufren acoso escolar tardan en contárselo a sus padres o a los profesores y eso dificulta ayudar en situaciones de acoso. Sin embargo, si tu hijo o un alumno no te lo cuenta no es porque no confíe en ti, sino porque cree que no lo entenderás o no le ayudarás (quizás no encuentran en nosotros soluciones eficaces en otros conflictos más sencillos que han tenido), por no preocuparte (si ve que ese tipo de situaciones te sobrepasan), por vergüenza o culpa (piensan que son los responsables de toda esta situación por no ser suficientemente fuertes o populares).

Por eso, el primer paso es trabajar esos sentimientos con el niño tanto a nivel educativo como a nivel familiar. Hay que hacerle entender que pedir ayuda no le hace ser más débil ni, mucho menos, le convierte en un chivato. Ser chivato no es lo mismo que pedir ayuda ante los acosadores.

La forma más eficaz que tiene un profesor para empezar a trabajar el acoso es detectarlo mediante un sociograma, donde puede preguntar a sus alumnos de forma anónima quiénes son sus amigos, con quién no se sentarían en clase etc. Si se conocen las relaciones que existen entre los alumnos es más fácil poder trabajarlo en el aula, informar al resto de profesores e integrar a esos niños mediante dinámicas o trabajos en grupo con compañeros que vayan a ayudarles. Aunque lo más importante es no poner en duda o suavizar un testimonio y así y averiguar cuál es el problema.

En cuanto a los padres, la educación emocional es la piedra angular para superar el problema. Es necesario reforzar la autoestima en casa y la seguridad del niño en sí mismo, pero también proporcionarle estrategias para resolver conflictos de forma asertiva y autónoma (de cualquier tipo, no necesariamente en este caso en concreto). ¿Cuántas veces habrás dicho “sé bueno y no te metas en líos”? Evitar los conflictos no te mete en líos, pero tampoco te ayuda a saber qué hacer cuando alguien te pone un mote que no te gusta o te quitan los bolígrafos. Pequeñas situaciones así son las que hay que parar, hay que poner límites a las situaciones que les hacen daño. Sin embargo, el problema viene cuando muchas veces somos los propios adultos los que desconocemos cómo solucionarlo y estas situaciones nos sobrepasan y quizás somos nosotros los que también debemos pedir ayuda tanto a un profesional como notificarlo al colegio para que entre todos se puedan solucionar los problemas.

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